Muchas personas prefieren las piscinas saladas porque tienen efectos positivos en nuestro cuerpo, ya que no estropean el cabello. Sin embargo, el cloro reseca y debilita la queratina y la melanina del pelo.
«Un beneficio de las piscinas de aguas saladas es que engrosa el cabello de manera temporal, además, los cabellos grasos salen beneficiados: tiene un efecto astringente y absorbe el exceso de grasa», explica la experta en salud capilar, Purificación Caballero.
Sin embargo, si pasas muchas horas en la piscina clorada tu cabello estará seco, quebradizo, débil y sin brillo. Los cabellos teñidos se vuelven más frágiles y porosos, porque están más debilitados debido al tinte.
Para evitar tener una melena seca, puedes usar un champú hidratante y aplicar mascarillas con regularidad. O ponte el gorro para que el cabello no esté tan en contacto con el cloro.
Además, muchas personas padecen irritaciones cutáneas y también oculares después de bañarse en piscinas con cloro.
«La piscina de sal, por el contrario, es mucho más recomendable y sus efectos positivos claros. Se reducen las irritaciones en los ojos, disminuye la sequedad en la piel que provocan las piscinas con cloro, incluso podemos decir que evita la formación de arrugas debido a que la sal contiene magnesio», explica la estilista Carmen Navarro.
La piscina marina alivia los dolores reumáticos y musculares, porque revitaliza nuestros tejidos. También mantiene la piel firme, ya que la sal ayuda a eliminar las células muertas y mejora la circulación sanguínea.
Además, la sal marina es menos agresiva, porque tiene la capacidad de actuar como antiinflamatorio, hay muchas cremas que la usan porque tiene el poder de desintoxicar y exfoliar la piel, aumentar la circulación y proporcionar nutrientes.
Varios estudios han comprobado que la sal marina es favorable para curar el acné y prevenir el envejecimiento. Las piscinas saladas protegen mejor el pelo, no dañan la ropa de baño y consiguen que el bronceado sea más natural.
Los expertos explican que si el cloro se ingiere en grandes cantidades puede causar vómitos, nauseas, mareos y alteración en la respiración. También puede dañar diferentes partes del cuerpo como los ojos, los oídos y las piezas dentales.
Las personas que están más de seis horas en el agua a diario sufren el ‘sarro del nadador’, con esta afección pueden aparecer manchas en los dientes. Los deportistas acuáticos profesionales tienen una mayor probabilidad de sufrir periodontitis y gingivitis.
Sin embargo, el agua salada no repercute en la salud bucodental, porque en odontología se utiliza este tipo de aguas para eliminar infecciones y para la cicatrización de heridas.
Debes saber que las piscinas de agua salada son ecológicas. En invierno no debes vaciar el agua de las piscinas, así que opta por realizar un tratamiento de invernaje para que esa agua pueda ser útil para la siguiente temporada.
Si tienes una piscina salada utilizarás productos naturales para desinfectar el agua como un clorador salino, es decir, un aparato que se utiliza para desinfectar la piscina, en la que se ha añadido una proporción de cinco kilos de sal por metro cúbico de agua.
También es llamado electrolizador porque emplea un proceso de electrólisis. El clorador salino utiliza la electricidad para producir cloro a partir de la sal que echas a la piscina.
El Diario de Sevilla informa que «el agua debe estar, al menos, a 20 grados centígrados para que un clorador tipo salino funcione correctamente».
La cloración salina es más económica y a medio plazo ahorrarás dinero, ya que esto puede suponer un ahorro de hasta el 80 % en el mantenimiento de la piscina y no tendrás que comprar productos químicos para limpiar el agua.
Desde Diario de León explican que «si tienes una piscina de cloro, necesitarás usar electricidad para activar el sistema de depuración y el filtro. Esto supone un gasto de energía bastante importante que puede afectar seriamente a la factura de la luz. En caso de que uses un clorador salino, podrás comprobar que el voltaje usado equivale al de una bombilla, lo que te permitirá ahorrar en energía eléctrica durante toda la temporada de verano».
Desde ALATI OCEÁNICA, expertos en la venta de sal marina para piscinas, explican que estas piscinas no tienen sabor a mar, porque la concentración de sal en el agua es muy baja, es decir, menos de un 10% que la del mar.
Otra de las ventajas es que una piscina salada al tener agua con mayor densidad es más fácil flotar, por lo que es idónea para personas que buscan hacer rehabilitaciones. ¡Disfruta de esta piscina y de sus beneficios!