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El auge del sector de las lavanderías autoservicio

¿Recordáis las imágenes de aquella serie de Sexo en Nueva York donde veíamos a sus protagonistas acudir a las lavanderías autoservicio? Pero no solo ahí, sino en muchas otras series y películas lo hemos visto. En grandes ciudades con esta estadounidense no son una moda, sino una necesidad. La falta de espacio en los apartamentos si quieres vivir en el centro de la ciudad hace que el lugar que ocupa una lavadora sea sustituido por cualquier otro tipo de armario.

Además, para las personas que viven este tipo de grandes urbes el tiempo es oro y necesitan ahorrar al máximo el mismo. Y las lavanderías autoservicio son una gran forma de hacerlo, ya que pueden darnos la colada lista, lavada y seca, y apenas media hora: todo un lujo en estos tiempos.

Tener una lavadora es casi un artículo de alto standing es lugares como Estados Unidos y normalmente aquellos que las tienen no suelen lavar su propia ropa. De hecho, en los grandes edificios de pisos las solemos encontrar para compartir entre los habitantes del mismo en el sótano del bloque. Allí acude cada uno con su ropa para lavar y regresa con ella limpia a su casa.

Esta tendencia que nos resulta tan americana ya no lo es tanto ahora y la encontramos en muchas ciudades españolas como Madrid o Barcelona. Las razones de esta expansión son muchas con en Estados Unidos, pero a ello se le ha unido la crisis, que hace que muchas personas no puedan permitirse este electrodoméstico y opten por una lavandería autoservicio donde el lavado apenas vale unos euros. Además, la capacidad de este tipo de máquinas es mucho mayor que la que vemos en las casas, por lo que no es necesario acudir muy a menudo.

Los estudiantes y aquellos que cambian de residencia con facilidad por motivos de trabajo son también otros de los principales destinatarios de estos establecimientos. Como decíamos, ahorran espacio, tiempo y dinero.

Asimismo, son también muy útiles para lavar algunas prendas que no caben en nuestra lavadora de casa y que resulta muy caro llevar a la tintorería, como pueden ser las mantas. Y es que limpiar una manta o un edredón puede ser toda una odisea si no tenemos donde colgarlas después para secar durante días debido al grosor de su material.

En España, una de las principales empresas de este sector es Wash-up. Esta lavandería autoservicio es una de las mejores y, entre otras cosas, se caracteriza por contar con puertas de tamaño hasta un treinta por ciento superior a la media y de un ángulo de 180 grados de apertura que proporcionan una practicidad inédita, logrando una sencillez de utilización fuera del alcance de cualquier otra compañía del sector.

Además, todos los equipos de lavado integrados en sus lavanderías de autoservicio se instalan sobre bases de alzado en acero inox, libres de tornillería, igualando la altura de todo el equipamiento instalado, independientemente de la capacidad del equipo, manteniendo un diseño frontal impecable por unidad y extraordinariamente limpio en el conjunto del establecimiento. Como consecuencia, las puertas de carga ganan en altura, que a este nuevo nivel se cargan y descargan mucho más fácilmente, evitando tener que agacharse para esta labor. Asimismo, los paneles de control quedan también situados al mismo nivel de altura haciendo más fácil y legibles sus displays a personas de cualquier talla. Además estos paneles de información son muy sencillos, basta con seleccionar el tipo de programa que queremos y darle al botón de comenzar.

El conjunto ergonómico se redondea con pomos de puerta anatómicos y accionamiento de bloqueo rápido, que se bastan con tan solo un cuarto de vuelta para dejar el equipo listo para operar, sin necesidad de portazos ni tener que ejercer fuerza sobre ellos.

Además, el modelado de los tambores de las lavadoras de Wash-up no estropean la ropa, ya que actúan sobre el tejido con constancia y delicadeza, logrando una superior capacidad de arrastre de suciedad sin necesidad de recurrir al golpeo producido por obsoletas palas internas de grandes dimensiones y dispuestas en los tradicionales tambores.

Una de las razones por las que estos servicios son tan económicos está en lo comentado en el anterior párrafo, en la tecnología. La inversión hecha en este sector hace que se fabriquen lavadoras mucho más eficientes. En el caso de las de esta compañía, es posible obtener también un gran ahorro de agua. Por ejemplo, los grandes orificios dispuestos en un tambor convencional son incapaces de retener el agua en su interior, permitiéndole salir a través de los mismos durante el giro. Este efecto obliga a tener que utilizar una gran cantidad de agua, llegando a necesitar incluso el doble de la requerida por las máquinas profesionales. Además, durante la fase de lavado en que el tambor gira a pocas revoluciones, las prendas reposan sobre el mismo, tapando las microperforaciones del tambor e impidiendo que éstos pierdan demasiada agua. Se trata de una innovación hecha con un máximo respeto hacia el medio ambiente.

Por otro lado, otra de las tecnologías que aplica esta compañía consiste en evitar el desgaste de las piezas de ropa cuando entran en la fase de súpercentrifugado y rozan los agujeros del tambor de la lavadora. Por lo tanto, ahorramos también en el dinero de renovar una y otra vez nuestras prendas por el desgaste.

Al fin y al cabo, lo que parece un lujo puede llegar a ser todo un ahorro.

 

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