Un país que no apoya a sus pymes es un país que tiene muchas cosas que perder y pocas que ganar… por no decir ninguna. Las empresas son los pilares principales que sustentan la buena salud de una economía y ese debe ser motivo más que suficiente para que se pongan todos los mecanismos que sean necesarios para hacer posible que se mantengan y para que crezcan. Si no lo hacemos, estamos destruyendo las posibilidades de generar negocio y de, por tanto, generar empleo y dinero. Ya sabemos cómo terminan las historias que empiezan de esa manera.
Son muchas las maneras que podemos encontrar para ayudar a una empresa que es de un tamaño pequeño o mediano. El pensamiento siempre se nos suele ir a la llegada de subvenciones y de otros aspectos ligados a lo económico, como posibles deducciones de impuestos. Vale, está bien, no lo vamos a negar. Pero, en muchas ocasiones, eso no es del todo suficiente. Hay problemas de otra índole que afectan a este tipo de negocios y que también pueden generar numerosos perjuicios si no son atendidos como realmente sería necesario. Cubrir esas necesidades es de una importancia muy alta en los tiempos en los que estamos.
Las pymes necesitan un apoyo personalizado y pormenorizado de asesorías y gestorías. Sin esa ayuda, serían las propias pymes las que tendrían que asumir el trabajo que conlleva la presentación de un sinfín de documentos o la gestión de los innumerables trámites de los que se compone la burocracia española. Y eso equivaldría a necesitar una persona dedicada única y exclusivamente a esa cuestión. Una persona a la que no pueden pagarle una mensualidad todos los meses. Por este motivo es necesario que se tenga la colaboración de una asesoría en lo que respecta a la gestión de impuestos, trámites y otras mil cosas.
En un país como el nuestro, que desgraciadamente se caracteriza por enrevesar los procesos burocráticos hasta la extenuación, la dependencia de muchas pymes con respecto a las asesorías o gestorías es alta. Sin duda, el apoyo que estas prestan a las entidades que componen su clientela es fundamental para desahogar la carga de trabajo en esas pymes y hacer posible que sus empleados se puedan dedicar al 100% de su capacidad a la actividad por la cual la empresa obtiene sus ingresos. Los profesionales de Trámites Fáciles Santander nos han indicado que las pymes valoran más que nunca este tipo de servicios y que son conscientes de que, sin esa ayuda, sería imposible que sus proyectos salieran adelante.
La ayuda tiene que estar siendo bastante buena especialmente después del final de la pandemia porque, según lo que indicaba una noticia publicada en la página web de El Economista, habíamos recuperado en este país el número de pequeñas o medianas empresas que existían antes de la llegada del coronavirus. El crecimiento económico de esas entidades también se ha convertido en una realidad y va a seguir en ascenso de cara a los próximos años en función de lo que ya han manifestado numerosos expertos.
¿Y si redujéramos la burocracia?
Sin duda, este sería uno de los mayores y mejores avances que el país podría brindar a las empresas que se encuentran en su interior. Gracias a eso, dejaríamos de necesitar tanto tiempo para tramitar papeles y podríamos centrarnos en lo que realmente nos da dinero. Pero, si somos realistas, la realidad indica que España no va a ser un país menos burocrático en el futuro de lo que lo es ahora. Y eso puede condicionar a las pequeñas empresas si no cuentan con los servicios que les presta un gestor o asesor.
Y tenemos que dar gracias que, de nuestro lado, se encuentra Internet. La Administración española se ha ido modernizando poco a poco y buena parte de los trámites ya se pueden presentar vía telemática, pero hasta hace algunos años eso no era así y muchas empresas tenían que gestionarlo todo de una manera presencial, lo que les exigía emplear todavía una cantidad mayor de tiempo que la que se necesita hoy, que ya de por sí es demasiada. Cualquier otro tiempo pasado fue peor en este sentido.
No nos podemos olvidar nunca de las necesidades que tienen las empresas, especialmente de las necesidades que tienen las empresas más pequeñas, las más humildes. Son ellas las que generan casi todo el empleo que tenemos en nuestro país y, por ende, hay que cuidarlas desde el mismo momento de su constitución. Si no es así, nos estaremos equivocando y nos arrepentiremos de este error durante muchos años. Mejor es prevenir que curar, dice el refrán, y esto es lo que debemos hacer también desde el ámbito de la economía y el empleo.