Son muchas las ocasiones en las que decimos eso de “voy a poner una reclamación”. Aunque luego no hagamos nada. Pues muy mal, los ciudadanos tenemos como consumidores muchos derechos que seguro que no conozcas. Es más, por este desconocimiento es posible que no podamos recibir una recompensa o una gratificación cuando hemos salido perjudicados. Ahora mismo nuestra vida está llena de contratos, acciones y de compras, lo que nos puede hacer ser víctimas de errores. Ante esto hay que reaccionar con una reclamación.
Es cierto que no es fácil. Luego cuando acudes a organismos de consumidores o a la administración pública te enfrentas a múltiples problemas. Que si te falta un papel, que si necesitamos todos los documentos de hace más de cuatro años, que no tienes las de ganar, que es su palabra contra la tuya. Ante esto, está claro que hay que ponerse en manos de profesionales. Y eso es lo que hacemos nosotros, llamar a Bufete Albanés para que nos ponga al día de cuáles son los trámites que tenemos que hacer para poner una reclamación dependiendo de la categoría.
Una gran cantidad de profesionales se encuentran expuestos a las reclamaciones de sus clientes, si voluntaria o involuntariamente cometen una negligencia por acción u omisión. Posiblemente las más sonadas sean las negligencias de los médicos, por la gravedad que pueden llegar a tener las consecuencias del error cometido por estos profesionales. Aunque no son las únicas.
Negligencia médica
Desgraciadamente en esta sociedad cada vez se presentan más negligencias médicas. Es cierto, como se ha comprobado, que nuestro personal sanitario está saturado de trabajo, y muchas veces sin los medios adecuados, pero está claro que eso no lo tenemos que pagar los pacientes. Por eso, ante una negligencia médica hay que actuar. Lo primero es dejarlo en manos de profesionales expertos, ellos se encargan de realizar el primer análisis y determinar la viabilidad de la reclamación antes de iniciar el proceso. Si es reclamable, te solicitan el historial clínico y evalúan el caso con la ayuda de un perito. El objetivo, en un principio, es tratar de llegar a un acuerdo extrajudicial. Si no es posible, ellos se encargan de presentar la correspondiente demanda.
Negligencias de abogados
En otras ocasiones, son los propios abogados los que cometen negligencia. En un caso determinado pueden hacer una mala praxis y eso nos cuesta perder un juicio. Pues bien, no nos tenemos que quedar de brazos cruzados y callarnos. Hay que hablarlo con él, y si ha sido un error suyo habrá que pedir daños y perjuicios. Esto suele pasar en casos de separaciones o de despidos en el trabajo. Te imaginas que te quedas sin una indemnización porque el día del juicio a tu abogado se le olvidó presentar un papel. Pues está claro que esto no puede quedar así, y por eso es cuando tienes que presentar una denuncia por negligencia. Además, tienes que pensar que muchas profesiones, en este caso la abogacía, están cubiertos por seguros. Si se confirma que no han cumplido con sus obligaciones, las consecuencias económicas para los bolsillos de los profesionales (y para las compañías que aseguran su responsabilidad civil) pueden ser cuantiosas.
Responsabilidad legal de los arquitectos
Los arquitectos son unos genios, grandes profesionales, pero es cierto que en ocasiones también cometen fallos. Para eso son humanos. Ante esta situación un consumidor también puede exigir una indemnización. Aunque para ello habrá que poner antes una reclamación. Por ejemplo para exigirle una responsabilidad civil. La responsabilidad civil es la que se deriva de una conducta que infringe una ley, o que incumple un contrato o que produce un daño a un tercero. Por ejemplo, el arquitecto responde directa, y esencialmente, de los defectos de construcción que comprometan la resistencia mecánica y la estabilidad del edificio. Esto comprende la responsabilidad por los vicios del proyecto que afecten a la cimentación. Y por supuesto que se puede demandar a un despacho de arquitectos si lo que finalmente se ha hecho no se ajusta a lo deseado en el presupuesto.
Aunque este es el más común de todos los casos, también es posible presentar una reclamación por Responsabilidad Civil Profesional en otros muchos supuestos: obras y reformas, defensa legal, asesoría y gestoría… En definitiva, cualquier actividad que, por sus características, pueda ocasionar un daño moral o económico a quien la contrate. Por eso, no debemos dar un paso atrás y exigir nuestros derechos como consumidores y usuarios.