Europa Press señala que el gasto online de productos de gran consumo aumenta un 13% por navidad. Los dulces navideños, los perfumes, los vinos y las bebidas espumosas son los responsables de este incremento.
Las grandes marcas de turrón: El Almendro, De la Viuda, Suchard cuentan con su propia página web. En ellas durante todo el año promocionan sus productos, difunden sus novedades y en algunas de ellas, tienes la opción de comprar.
Junto a ellos, una gran cantidad de productores más modestos, que basan su trabajo en rescatar técnicas artesanales, ofreciendo un producto de calidad, apuestan cada vez más por la red para dar a conocer su trabajo.
Como para tantos otros artículos, internet se ha convertido en un gran escaparate para estos productos tan tradicionales y queridos.
En dulces que llevan toda la vida con nosotros, como los turrones y mazapanes, a los que tenemos asociados un montón de recuerdos personales, los usuarios no se conforman con comprarlos, quieren conocer la historia que hay detrás de ellos.
Les gusta saber cómo se elaboran, qué ingredientes utilizan, la historia del producto e incluso la historia del fabricante.
El turrón es mucho más que un dulce de temporada, forma parte de la cultura popular.
El origen.
El Periódico Mediterráneo data el origen del turrón en el siglo XI en Arabia. Se trataba de un dulce de almendra y miel al que llamaban “Turún” y que los árabes introdujeron en Europa a través de las costas del Mediterráneo. En especial de España y de Italia.
En todo el Al-Ándalus y el Magreb había una importante tradición de elaboración de dulces a base de frutos secos y miel. Aún se conserva en el norte de África y ha influido en buena parte de la repostería tradicional española.
Se dice que para el siglo XV ya estaba conformada la versión española del turrón, elaborada al sur del Reino de Valencia. Ya existían maestros artesanos especialistas en su fabricación. De hecho, en la época de Carlos V era un dulce popular, consumido sobre todo por la aristocracia.
Una de las primeras menciones a este dulce aparece en el entremés “La Generosa Paliza”, escrito por Lope de Rueda en 1570. Se trataba de una pieza teatral pequeña, de esas que se representaban entre los actos de las comedias del siglo de oro.
La trama trata de una simpática riña que mantiene un amo con sus criados porque estos se han comido una libra de turrón de Alicante que estaba sobre el escritorio.
En los siglos XV, XVI y XVII, el turrón se fabrica tanto en Xixona como en Alicante. En la época de Carlos II, el gremio de pasteleros de la Ciudad de Valencia, reunidos en el Colegio de la Cera, pretenden regular la actividad turronera de Alicante. Los maestros confiteros y turroneros de esta ciudad se rebelan ante estos estatutos, a los que consideran una intromisión externa. Una parte de ellos deciden trasladar su actividad a la ciudad de Xixona, más alejada de la atención de los gremios valencianos.
Un producto presente en toda España.
Es habitual encontrar escaparates de confiterías exhibiendo turrones artesanos en cualquier parte de España cuando se aproximan las fiestas navideñas. También existen tiendas que los fabrican y venden durante todo el año, y no solo en Alicante.
Una de estas tiendas entrañables es la que se encuentra en la Calle Correo, en el casco viejo de Bilbao. Adelia Iváñez, su propietaria, nos comenta que son la cuarta y quinta generación que se dedican a la producción y venta de turrón. Siempre sin moverse de la misma ubicación.
Todo comienza cuando en 1850, Manuel Galiana, un agricultor y comerciante de Xixona, decide trasladarse a Bilbao con un carro lleno de pastillas de turrón para venderlas antes de las navidades. Tuvo tanto éxito que repitió cada año. Su yerno, Eladio Iváñez, siguió con la tradición, formó una cooperativa para asegurar la producción y continuó vendiéndolos en el mismo portal del casco viejo.
Otro de los casos llamativos es la cadena de franquicias, la Jijonenca, que curiosamente no surge en Xixona, sino en El Vendrell (Tarragona), en 1968. Cuando diecinueve heladeros oriundos de Jijona deciden asociarse para vender en invierno los turrones de su pueblo y en verano sus propios helados artesanos.
La mayor parte de estos artesanos fundadores están repartidos entre Cataluña y Valencia. Sin pretenderlo, funcionaban como una cooperativa. Entre todos compraban a los proveedores y vendían en sus comercios los mismos productos. A los nuevos socios, los socios antiguos les enseñaban a hacer helado, para que hubiera una cierta uniformidad en todos los establecimientos con el mismo nombre.
Debido al éxito que tuvo la idea, la cadena de franquicias, en poco tiempo creó su propia fábrica de turrones “La Jijonenca”, en Jijona.
Hoy, gran parte de todas estas tiendas están abriendo sus propias páginas web en internet, en gran parte de ellas puedes comprar turrón artesano en un solo clic.
Claves del éxito del turrón por Internet.
Comprar un producto como el turrón ofrece interesantes ventajas al consumidor:
- Variedad. En un e-commerce especializado en turrones se puede encontrar una gama inmensa. Desde los turrones más tradicionales como el turrón blando (conocido popularmente como de Jijona), el turrón duro (llamado de Alicante), los turrones de yema tostada, turrones de chocolate hasta un abanico de variedades más modernas que emplean pistacho, frutas confitadas, nueces o pralinés con diferente sabor. Presentado en distintos formatos. Desde pastillas de 300 gramos, otros tipos degustación de apenas 50 y formatos familiares medio kilo o 600 gramos. Toda una variedad que seduce al consumidor.
- Rapidez. Igual que comprar un helado, mientras paseas por un paseo marítimo es una compra impulsiva, comprar turrón por internet tiene mucho de eso. No hay que pensar demasiado, encuentras un sabor que te gusta, haces clic y en unos días lo tienes en casa. Son productos de ticket bajo, que sabes que los vas a consumir, y que en un momento dado no te cuesta esfuerzo adquirirlos.
- Precio. En internet, en muchas ocasiones, puedes encontrar pastillas de turrón a un precio inferior a como las venden en algunas tiendas físicas. Eso se debe a que muchos de los vendedores son productores, y hacen una venta directa eliminando intermediarios, algo que suele encarecer el precio final. Aunque lógicamente estos precios incluyen los gastos de envío, el mantenimiento de un e-commerce es menos costoso que tener abierta una tienda física. Para algunas tiendas con página web, la venta por internet es un plus y una manera de captar nuevos clientes, por eso se permiten lanzar ciertas ofertas, que a lo mejor no tienen en el comercio físico.
- Disponibilidad. En una tienda especializada en turrones sabes que podrás comprar turrón en cualquier época del año. No tienes que esperar a que sea navidad. Tampoco tienes que preocuparte porque lo retiren del escaparate y no repongan el producto cuando estén terminando las fiestas. Precisamente, por ser una parte de ellos productores, el agotamiento del stock de las distintas variedades es más difícil que se produzca.
- Especialización. Al entrar en una tienda especializada es más fácil que encuentres determinadas variedades que es complicado encontrar en comercios de alimentación generalistas. Es el caso de turrones para celiacos, turrones sin lactosa, sin huevo o sin azúcar.
Un dulce internacional.
España es el primer productor del mundo de turrón y dulces navideños. Sus productos gozan de gran prestigio a nivel internacional. En 1992 se exportaron 1400 toneladas de turrón de Jijona casi exclusivamente a Iberoamérica.
El turrón español es muy apreciado en Japón y en extremo oriente. Existe una tradición exportadora de este producto con destino a ciertos países europeos como Gran Bretaña, Alemania y Francia.
Además, el turrón ha dejado huella en algunas regiones de Iberoamérica, donde se producen dulces inspirados en los turrones españoles. Es el caso de los Chumbeques, propios del norte de Perú y de Chile. Un dulce parecido a los turrones de yema y que tienen su origen en los postres que se elaboraban las monjas españolas en los conventos.
El Turrón de Doña Pepa, un postre típico del Perú, aunque en realidad se trata de un bizcocho en el que se emplea miel de azúcar y manteca, y viene adornado con confites y caramelos, recibe el nombre de turrón por estar asociado a la festividad del Señor de los Milagros, igual que el turrón español está asociado a la navidad.
En este caso, este postre viene de la tradición afro peruana. La leyenda cuenta que su creadora, Josefa Marmadillo, era una esclava negra que a consecuencia de empezar a sufrir una parálisis en los brazos fue liberada. Por su enfermedad no podía trabajar, no tenía forma de ganarse el sustento. Marchó a Lima y en la procesión del Cristo de Pachacamilla ofreció un pastel a la imagen. Dice que al entregar la ofrenda, el Cristo le sonrió. Josefa regresó a su pueblo, San Vicente de Cañete, y milagrosamente se curó de su enfermedad. Desde entonces, este postre está asociado a esta festividad religiosa.
La llegada de los turrones a internet permite disfrutar de estos emblemáticos dulces, cualquier época del año.