Un elemento como es la seguridad es fundamental a la hora de realizar cualquier trabajo. Cualquier empresa, por ejemplo, tratará de mantener a salvo sus sistemas informáticos para que ningún virus afecte a cualquiera de sus datos. Los trabajadores, por su parte, solemos valorar de manera positiva unas condiciones de empleo que nos garanticen una seguridad económica y laboral. Pero, en cuanto se trata de asegurar la seguridad física de las personas, pasamos entonces a hablar de obligatoriedad.
Existen numerosos empleos en los que la vida de las personas está en juego. A través de los medios de comunicación solemos enterarnos, con rabia y pena, de las muchas personas que fallecen cada año mientras desempeñan su trabajo. En nuestras manos se encuentra el poder evitar este tipo de situaciones y el mantener a salvo a todos los trabajadores. Y es que no hay derecho a sufrir ningún daño físico como consecuencia de nuestro trabajo.
Afortunadamente, creo que la sociedad española va progresando en este tema, aunque lo haga muy poco a poco. La empresa en la que trabajo desde hace unos años es una prueba fehaciente de ello. Esta empresa está dedicada a la construcción, un negocio que, pese a haber sido el más damnificado por la crisis económica, ha seguido necesitando de buena mano de obra para continuar con la creación de nuevos edificios en nuestras ciudades.
Desde hace algunos años soy el jefe de una de las cuadrillas de albañiles de la entidad. Sin tener nada que ver con la dirección de la misma, sí que he sido el encargado de ejercer ese papel de contacto entre unos y otros, cuestión que me ha situado en el centro de la polémica y del debate durante todos estos años. Esto me ha permitido manejar un volumen de información muy grande y por tanto tener la capacidad necesaria para describir lo que sucedió en la empresa con pleno conocimiento.
Durante bastantes meses, los albañiles, entre los que por supuesto me incluyo, solicitábamos a la compañía que nos dotara de más y mejores sistemas de seguridad. Un par de compañeros habían tenido un susto hacía no mucho y pensábamos que iba siendo hora de que la empresa, que apenas había puesto los medios necesarios para evitar accidentes, empezara a tomar cartas en el asunto y se hiciera con sistemas que garantizaran la integridad física de todos nosotros, algo que por otra parte le exige la ley en el marco de la prevención de riesgos laborales.
Soluciones Técnicas, los encargados de poner a buen recaudo nuestra vida
Después de trasladar al Consejo de Administración y a las demás instancias superiores la petición de los albañiles, nos reunimos varios miembros de cada departamento para tomar una decisión conjunta con la que estuviéramos todos de acuerdo y evitar así que algún estamento se quedara al margen. La decisión fue la de buscar, a través de Internet, una empresa que nos pudiera suministrar las mejores barandillas para trabajar en alturas, que era la principal de las peticiones de los trabajadores. Un elemento así no podía faltar a la hora de subirse a un andamio. Sin él, estábamos a merced del azar.
Tras esa búsqueda por la red ejercida por una comisión conjunta, dimos con una entidad, Soluciones Técnicas, que nos proporcionaría una barandilla muy parecida a la que teníamos en mente para cuando fuese necesario trabajar en el andamio. Nos pusimos en contacto con sus responsables y, al conocer la garantía y el precio del producto que nos interesaba, decidimos adquirirlo sin necesidad de continuar barajando más posibilidades. En el transcurso de los dos días siguientes, todo estaba preparado para comenzar a usarlas.
El trabajo ya no ha vuelto a suponer un peligro para nosotros desde entonces. La instalación de aquella barandilla nos ha proporcionado ese plus de seguridad que demandábamos, y a un precio del que nuestra compañía no se puede quejar. Gracias a esa tranquilidad con la que ahora trabajamos, somos mucho más eficaces y eficientes en nuestro cometido.