Si en algo estamos de acuerdo, es que la tarea de seleccionar un buen Administrador de Fincas para la comunidad es complicada. Normalmente la gente piensa que cualquiera puede realizar la tarea de administrar un inmueble, ya que parece que solo es pagar a proveedores y controlar los cobros de recibos a los propietarios de la comunidad. Luego llega la realidad y se llega a la conclusión de los necesarios que son unos buenos profesionales, como MBR Administradores que unen a una sobrada experiencia una seriedad que se agradece.
No todo el mundo puede desempeñar esta importante función
La Ley de Propiedad Horizontal no es que sea la mejor de las ayudas para poder seleccionar un óptimo Administrador de fincas, ya que existe una incongruencia en el artículo 13, más concretamente entre los puntos 5 a 6, que dicen que el cargo de Secretario/Administrador se puede ejercer por el Presidente de la comunidad, por cualquiera de los propietario o personas físicas con una cualificación profesional suficiente y que sea reconocida legalmente para realizar estas funciones.
Por lo tanto, cualquier propietario puede ser Administrador de la Comunidad, aunque no tenga cualificación de tipo profesional, caso que si se pide cuando el profesional sea alguien ajeno al inmueble. Debemos ser conscientes que el trabajo de este profesional tiene muchas funciones, por los que lo ideal es recurrir a un profesional con buena cualificación y que se encuentre colegiado.
Además de que esté colegiado, debemos informarnos si es un profesional que va a cursos de reciclaje y formación, ya que los cambios legislativos están en este mundo a la orden del día. Lo mejor es que la persona encargada tenga dedicación exclusiva a la profesión.
En cuanto a las características personales, un buen Administrador que se dedique a gestionar nuestros bienes comunes debe tener unas grandes capacidades en cuanto a mediación, la también llamada “mano izquierda”. Si elegimos a alguien que sea una persona poco dialogante y de carácter dictatorial, tendremos un problema más que sumar a los que ya de por sí tiene la profesión.
Algo fundamental sin lugar a dudas es la formalidad y seriedad en el trabajo. En un cargo de este tipo, debemos olvidarnos de las personas con poca formalidad que no responden como deberían cuando es necesario, retrasando las citas o no devolviendo las llamadas, siendo sus respuestas con poco contenido. El profesional no es que tenga que estar las 24 horas del día a nuestra disposición, pero un trabajo serio debe ser algo que por descontando se supone. La informalidad antes o después se descubre.
En caso de que no estés de acuerdo con la gestión que realice tu actual Administrador al carecer de muchos de los requisitos que hemos mencionado en este artículo, no debes conformarte y realiza las gestiones para proceder a cambiarlo, ya que existen en el mercado multitud de profesionales que pueden hacer este trabajo de manera adecuada. Pagamos por un servicio y nos merecemos trabajo que cumpla con las expectativas. El silencio al final lo que hace es ser cómplice de un mal servicio.