Usar Internet para comprar tiene un montón de ventajas, aunque claro está, no se librar también de algún inconveniente. Quizás el mayor pro sea que podemos comparar los precios con diferentes páginas web que nos ofrezcan los mismos productos. A mí me pasó hace poco, que necesitaba hacer un armario a medida en casa y pude pedir diferentes presupuestos a través de la red. Al final me decanté por una empresa competitiva como Armarios SIDON, una compañía de Madrid dedicada al diseño, la fabricación y la comercialización de frentes de armarios e interiores, espejos, estanterías y botelleros. Lo cierto es que con los temas de la mudanza y las reformas estaba muy atareada para ponerme a ir de tienda en tienda en busca de una solución que me convenciese, así que estoy muy agradecida a Armarios SIDON, ya que gracias a ellos me ahorré un montón de tiempo y además me quedé muy contenta con el trabajo realizado por la compañía.
Cualquier empresa que se precie estará encantada de ofrecernos un presupuesto gratuito a través de la red, ya que se trata de un gran modo de captar clientes. De hecho, probablemente si este cálculo no fuese sin coste, ni siquiera llegaríamos a contactar con la compañía.
Otra de las grandes ventajas de usar Internet, como os mencionaba antes al pensar en mi propia experiencia, es el ahorro de tiempo que supone no tener que ir a los establecimientos a buscar los artículos, puedes hacer shopping simplemente a golpe de click. Un pro más es que esas compras no tienen límites ni fronteras geográficas, y es que en Internet todo nos queda cerca, podemos comprar en cualquier parte del mundo. Por ejemplo, a mí me ocurre que soy una gran fan de la escritora irlandesa Mariam Keyes. Una vez, de vacaciones en Dublín, me encontré con un libro suyo nuevo que no tenía. Fue entonces cuando descubrí que no salían a la vez en el mundo pese a su fama internacional, sino que la traducción del inglés al castellano tardaba casi un año, cuando no se retrasaba mucho más. Me eché a la piscina y me lo compré. No me resultó difícil entenderlo, y desde aquel momento estoy atenta a su web y en cuanto veo alguna novedad los encargo incluso en preorden a veces a través de la versión británica de Amazon. Es curioso, pero me salen más baratos que comprados en España. Donde aquí un estreno literario está en unos 23 euros o más de tapa dura, traérmelo de allí a la puerta de mi casa, aunque sean varios de miles de kilómetros los que nos separen, me ha costado la última vez 21 euros, y el libro sigue siendo de tapa dura. Es más, hasta el diseño es mucho más bonito.
Pero no olvidemos también que no todo son ventajas en la red a la hora de comprar productos. Muchas veces podemos ser timados buscando las gangas. Pensamos que estamos haciendo un gran negocio y resulta que nos están robando por algún lado o quedándose con nuestros datos bancarios. O las tallas, que son un mundo aparte. O tenemos muy claro cuáles son los números de la discordia o debemos asegurarnos de poder devolver los artículos en caso de probarlos y que no nos sirvan o nos siente mal. En este sentido, es clave también que los gastos de envío de la devolución no corran a nuestro cargo, sino nos compensaría acudir a la tienda.
Hace muy poco, de hecho, yo misma caí en la cuenta de que me quería estafar. Compré un billete de avión y debajo ponía que pinchase en un enlace si quería un descuento de 15 euros en la siguiente compra. Clické porque ese día necesitaba coger con antelación varios vuelos y empecé a rellenar los datos. Me pedían también los de la tarjeta para poder aplicar ese descuento. Menos mal que seguí leyendo todo antes de confirmar porque ese descuento sólo era posible gracias a que me abonaba a un club de descuentos con un pago mensual que se hacía a esa tarjeta de la que había indicado los datos.