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El ecommerce aumentó un 90% y facturó 180 millones de euros en España

Según la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC), la venta de artículos de moda dentro de plataformas de comercio electrónico se incrementó en un 90 % durante el primer trimestre del año 2014, lo que supone una facturación superior a los 180 millones de euros. Si bien el 60 % de la misma se refiere a compras online realizadas en tiendas extranjeras –algunas de ellas tan conocidas como Zalando, Amazon, Venteprivee o Showroomprivee-, también destaca el volumen de negocio soportado por las tiendas de ropa ubicadas en territorio nacional –lideradas por empresas como Inditex, Mango, Cortefiel o Adolfo Domínguez- y las adquisiciones en superficies de mayoristas de moda.

En total, indica el informe de la CNMC para este periodo, la facturación global que arroja el comercio electrónico sobrepasa los 3.500 millones de euros, distribuidos en 59 millones de transacciones, y como parte de una tendencia al alza que afecta directamente a las costumbres de consumo de los españoles, ya que el crecimiento de porcentajes superiores al 10 % se sostuvo entonces durante 19 trimestres seguidos, y mayores del 20 % durante los últimos cuatro. Es decir, que el escaparate de internet ha multiplicado el valor de sus ventas por siete en apenas una década, por tres durante en el reciente lustro e, incluso, ascendió en un 35 % desde el primer trimestre de 2013 hasta marzo de 2014. Los datos son más espectaculares atendiendo a las previsiones que, ya en el tercer trimestre del año, calculaban que el pasado ejercicio se cerraría con un volumen de facturación de 18.000 millones de euros.

De acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadística -cuyo más reciente informe pone números al comercio electrónico de 2013-, casi un tercio de la población española había realizado algún tipo de compra en dicho año. Es decir, 11 millones de internautas que muestran su preferencia por la compra online respecto de la compra tradicional basándose en argumentos como la comodidad de acceder a los catálogos disponibles desde el propio hogar (defendido un 78 % de los encuestados), la localización de mejores precios y ofertas exclusivas (73,2 %) y el ahorro de tiempo que supone la supresión de los desplazamientos físicos y las diversas consultas que se deben realizar en el comercio analógico (65,5 %). En ese mismo 2013, la adquisición de ropa, calzado y material deportivo, así como la compra online de entradas para distintos tipos de eventos (concierto, entradas de cine, pases de teatro,…) copaban el número uno de la lista de principales objetos de deseo con un 12 % cada una, todavía lejana del 27 % que la compra en tiendas de moda y mayoristas de ropa ocupaba en la Unión Europea. Esto significa que la compra y venta de artículos de moda alcanzaba una facturación de 170 millones de euros según la CNMC, un montante que está cerca de duplicar los 90 millones del año 2012, curso donde, cabe decir, había experimentado una importante caída.

No obstante, las apuestas de 2014 señalaban que el sector de la moda, aupado por la campaña de Navidad, lograría alzarse con el tercer puesto en las listas de productos de comercio online que más dinero mueven, que de acuerdo con la CNMC lideraban las agencias de viaje, operadores turísticos y billetes de avión en primer lugar –uno de cada cuatro euros gastados en internet- y, en segundo, el márquetin directo y la publicidad online. Las previsiones del informe apuntaban a los 250 millones.

Así pues, el mercado de la moda online muestra un crecimiento interno que es tres veces más rápido que el del resto del ‘ecommerce’ en su conjunto. De hecho, hasta pasado 2010 las compras de ropa online ni siquiera aparecían en el top ten de productos. Siguiendo esta premisa conservadora aunque cada vez más superada, el sector textil todavía es patrimonio esencial de las tiendas físicas, que dominan el mercado con tres de cada cuatro compras. La presencia de las grandes firmas en la red, la popularización, universalización e inmediatez del acceso a la red a través de smartphones y tablets y la difusión de catálogos y ofertas a través de aplicaciones y redes sociales son garantías de éxito que se añaden a la mayor confianza en la compra digital, las facilidades en la devolución y cambio de las prendas y, como principal barrera pendiente, la posibilidad incluso de probarse físicamente la ropa escogida por medio de tendencias de venta como el showrooming –probarse la ropa en tienda y comprarla vía internet- y el webrooming –seleccionar una prenda desde internet y, más tarde, comprobar su aspecto definitivo en una tienda de toda la vida-.

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