La vida da muchas vueltas y si no os los creéis seguid leyendo porque veréis de lo que os hablo. Yo nunca, jamás, habría pensado que habría necesitado alguna vez los servicios de un asesor y la semana pasada estaba buscando como loca hasta que encontré esta asesoría en Alicante de la que me han hablado maravillas así que os la recomiendo porque, por ahora, con ellos todo parece más sencillo.
Se trata de la Asesoría Matías Cartillo, un despacho que nació hace más de 15 años con el fin de ofrecer soluciones a empresas y autónomos que necesitan reducir sus gastos e impuestos y hoy por hoy son una de las mejores asesorías alicantinas. Y ahora os preguntaréis que por qué he tenido que recurrir a ellos ¿no? Pues bien, vamos al grano. Soy profesora de matemáticas desde hace más de 10 años. He trabajado en colegios privados siempre porque, a pesar de intentar opositar me ha sido siempre imposible por varios motivos en los que tampoco pretendo entrar, uno de ellos la crisis de las puñetas en la que no convocaban ni para barrendero.
Por otro lado tenemos a mi madre, una mujer, hija de panadero, al que perdió con tan sólo 9 años y que, desde entonces, ha estado obsesionada con montar su propia panadería pero nunca ha tenido la oportunidad o nunca se ha armado de valor o como vosotros queráis verlo.
Pues bien, el año pasado me quedé sin trabajo porque el colegio donde estaba trabajando aumentó el ratio de alumnos por aula y redujo la plantilla todo lo que pudo así que yo fui uno de sus profesores que pasó a engrosar las listas del paro. Tras esto he estado buscando empleo en muchos sitios, y no sólo en colegios o centros educativos, no, he intentado conseguir trabajo donde sea pero todo está muy complicado y, más aún, cuando superas los 30 años (aunque parezca de chiste, pero es así). Así que tras darle muchas vueltas nos volvimos locas, tanto yo como mi madre, porque me enteré que ahora los mayores de 30 años pueden cobrar todo el paro para establecerse como autónomos.
Nos liamos la manta a la cabeza, no puedo explicarlo de otro modo. Y nos fuimos a pedir el dinero del paro, a buscar un local comercial en el barrio que nos convenciera, a buscar proveedores y todo lo que nos hacía falta hasta que nos topamos con la ley.
Yo no me considero una persona tonta y estoy segura de que con tiempo habría sacado todo pero no se trataba de tirarnos 6 meses hasta abrir la panadería que pretendíamos montar así que busqué ayuda de profesionales y Matías Carrillo me arregló todo el papeleo en menos de un mes y hoy por hoy, ya estamos abiertas. Él nos va a llevar todo el tema de los impuestos, autónomos y la nómina de mi madre porque la autónoma voy a ser yo y ella la contratada, y la verdad es que estamos contentísimas con él porque, sin su ayuda, jamás habríamos podido abrir tan pronto.
Así que he pasado de profesora de matemáticas a panadera. Increíble, ¿verdad?
A las 7 de la mañana vamos las dos a la panadería y mientras mi madre se queda recibiendo todos los pedidos del día, yo me voy con el coche a traerme el mejor pan de la zona, que nos lo venden en un pueblecito que está a 15 minutos en coche. Solemos tenerlo todo preparado antes de las 8, hora en la que levantamos la persiana y mi madre se va a casa. Me quedo yo sola hasta las 14:00 que cierro y me voy a comer a casa, luego me olvido de la panadería hasta el día siguiente porque a las 17:00 abre mi madre y se queda hasta las 20:30. Abrimos de lunes a sábado, y los domingos para descansar a no ser que tengamos un encargo o algo así y estamos contentísimas porque sólo llevamos un bien y, aunque no hemos ganado nada, tampoco hemos perdido, hemos amortizado gastos y eso es muy, muy, muy bueno, según nos han dicho.
Como cambia la vida ¿verdad?