Perder a un ser querido es uno de los aspectos que resultan más dolorosos en esta vida por razones obvias. Sea de manera esperada o no, lo cierto es que esa nueva etapa de la vida a la que nos enfrentamos sin la ayuda y el cariño de esa persona nos parece peor y nos produce tristeza que no podamos estirar el tiempo con toda esa gente que significa tanto para nosotros y nosotras. Ni que decir tiene que, si además del dolor de la propia pérdida, tenemos que aguantar la pesadez de los trámites burocráticos que conlleva eso, el asunto se convierte en agotador.
Uno de esos temas burocráticos de los que hablamos es el que se deriva de las herencias. Lo cierto es que es uno de los asuntos que generan más polémica. Y es que es normal que haya gente que se incomode al comprobar cómo el fisco se queda con un porcentaje importante de una herencia que nos corresponde y que tenemos todo el derecho a recibir. No cabe la menor duda de que son muchas las personas que se encuentran en esa situación y que necesitan de la mejor ayuda posible para enfrentarse a una situación que, como decimos, es bastante difícil.
Según una información publicada por The Objective, la cantidad de renuncias a las herencias se ha triplicado en un periodo de 12 años. Los motivos son simples: las deudas y las cargas económicas. Es cierto que debería existir un cambio en la legislación en este sentido, pero lo que está claro es que, hasta que se produzca, debemos hacer todo lo posible por intentar luchar con las herramientas y los mecanismos de defensa de los que se disponen en la actualidad, que por suerte siguen existiendo y permiten que mucha gente pueda recibir lo antes posible aquellos bienes que les han sido traspasados en una herencia.
Según la web de Newtral, la renuncia de herencias ha crecido en un 25% desde la pandemia. Y nos produce una pena tremenda que así sea porque una de las principales causas es la asociada al coste de las tramitaciones. Mucha gente se siente indefensa ante una situación como esta, lo que termina derivando que se ‘pierda’ su herencia, algo que no solo puede conllevar la pérdida de dinero, sino también la de objetos que pueden tener un valor sentimental muy grande dentro de la familia.
Para valorar el jaleo burocrático que engloba una herencia solo tenemos que indagar un poco en lo que respecta a este asunto en los gabinetes de abogados. En Levan Abogados nos han dado toda esta información, y como dato curioso nos han comentado que: «el porcentaje de los casos de este tipo en relación a los demás ha pasado de ser un 10% a ser de un 30% en apenas una década». Un cambio como ese es realmente relevante y muestra claramente que las herencias empiezan, por desgracia, a ser consideradas más como un problema que como una cuestión inherente a nuestra familia y que nos corresponde recibir.
Una labor más tortuosa que en ningún otro lado
En otros países también está regulado todo lo que tiene que ver con la transmisión de herencias. Es evidente que debe existir esta regulación a fin de que quede claro qué es lo que pasa cuando una persona fallece y sus pertenencias tienen que pasar a otra persona de su familia. Si no, existiría un vacío legal que generaría una disputa que puede tener consecuencias bastante graves en el seno de sus allegados. Ya se genera una situación así habiendo leyes, así que imaginaos lo que podría ser en caso de que la situación fuera otra.
En esos países existe regulación, como decimos, pero no existe una burocracia tan sumamente grande como la que estamos sufriendo en España. Este país siempre se ha caracterizado por disponer de un alto volumen de burocracia en los procesos administrativos y eso no ha descendido a pesar de contar con elementos que en teoría deberían valernos para reducir plazos y facilitar trámites (que es lo que se pretende con la administración electrónica). Alemania, Francia, Italia o el mismísimo Reino Unido (por mucho que esté fuera de la Unión Europea este último) han conseguido desarrollar sistemas mucho más rápidos y eficientes para resolver aspectos administrativos y burocráticos.
Estamos convencidos de que España va a seguir avanzando bastante en una materia como de la que venimos hablando y que, tarde o temprano, terminaremos siendo un país que trabaje más eficientemente en lo que tiene que ver con los trámites burocráticos como lo pueden ser las herencias. Está claro que hay muchas mejoras que implementar y que nuestro sistema debe promover que los trámites no sean caminos tortuosos a los que no nos apetezca hacer frente.