Tal y como lo suele pensar una gran mayoría de la gente, antes para mí los notarios se asemejaban al igual que los abogados o políticos, más bien a unos buitres carroñeros que a unos funcionarios públicos capaces de demostrar empatía hacia sus clientes y de involucrarse por ello y por completo en la satisfacción de los intereses de éstos y no en los suyos propios. Eso, era antes de conocer a la Notaria Alicia Velarde Valiente, una mujer comprometida y una gran profesional de la ciudad conquense de Tarancón. La conocí casi por casualidad, buscando por Internet notarías ubicadas cerca (¡pero no demasiado tampoco!) de mi lugar de residencia. Y no sé… que fuese mujer me llamó entonces la atención. Pues por aquel entonces, estaba en pleno proceso de separación y los problemas con mi expareja se iban acumulando y no conseguíamos encontrar puntos de confluencia. Todo eran reproches y resentimiento… ¡Qué mal lo pasé! Y si bien el notario o notaria debe mostrarse imparcial e indicar el mejor camino para lograr el éxito de los objetivos de sus clientes siempre dentro de lo legal, también es verdad que se agradece que se muestren un tanto complacientes y benevolentes. Porque a menudo cuando recurrimos a un notario suele ser por problemas legales…
En una notaría quedan reflejados los problemas inherentes a la gente
Problemas legales por solucionar, teníamos Diego y yo para dar y vender. Pues no conseguíamos ponernos de acuerdo, encontrar un terreno común, y sin embargo, teníamos… ¡muchas cosas en común! Para empezar, dos hijos extraordinarios que ambos queríamos con locura, una casa en la ciudad de Cuenca, una casa en el pueblo y un piso en la playa. Con ello, habíamos montado una pequeña empresa de informática a principio de los noventa que fue creciendo con el tiempo y de la que podíamos sentirnos orgullosos puesto que empleaba a día de hoy a diez trabajadores (incluyendo los técnicos informáticos, de mantenimiento y el personal administrativo), empleados que a lo largo de los años se habían convertido en amigos. Pero la vida a veces es así, las expectativas que uno había puesto en el otro no se ven cumplidas o la rutina acaba por instalarse poco a poco en una relación y con ella el aburrimiento, la incomprensión, la tentación… Y un día, lo que jamás tenía que haber pasado, ocurrió… Diego llevaba meses sin mirarme y durante una fiesta en la que bebimos demasiado, su mejor amigo y yo tuvimos una aventura y lo que al principio sólo tenía que haber sido un “error” se fue convirtiendo en amor. Hay cosas que llegan sin esperar. ¡Os prometo que jamás en la vida buscamos hacerle daño a Diego! Nuestros sentimientos fueron creciendo sin que lo hubiésemos previsto o buscado. “Tiempo al tiempo, sólo el tiempo es capaz de cicatrizar las heridas”, decía mi madre. ¡Sí! El tiempo iba a ser necesario… Mientras tanto, yo era la “mala” de la historia, la mujer infiel sin escrúpulos que había engañado a su “pobre” marido…
Asesoramiento jurídico
Yo no quería interpretar ese papel de “mujer infiel” indefinidamente y decidí por ello ponerle fin legalmente a mi matrimonio. Pero me veía tan abrumada por los problemas, metida entre juicios, con los niños, el trabajo y Diego enfurecido de por medio, que decidí recurrir a un notario para que éste procediera en cuanto fuese posible a la liquidación del régimen económico matrimonial, mediante las capitulaciones matrimoniales (que fue-ron en su tiempo formalizadas en escritura pública ante notario), fuese esta liquidación consensuada o contenciosa. Y así fue –tal y como os lo he dicho al empezar este post– como conocí a la Notaria Alicia Velarde Valiente, una gran profesional que desde el año 1991 ofrecía sus servicios para el asesoramiento y la redacción de documentos públicos con la garantía de una atención personalizada. ¡De ello doy fe! Supo en efecto escucharme, interpretar, configurar y autentificar con arreglo a la legalidad mi voluntad y la de todas las partes, protegiendo de forma especial a aquélla que más lo necesitada (artículo 147 del Reglamento Notarial), en este caso, yo…