Internet es un servicio tan eficaz que sirve hasta para conseguir aquello que internet no puede proveer como, por ejemplo, la eficacia para la captación de clientes que supone un stand publicitario como los que ofrece la empresa Stand arquitectura efímera, entidad especializada en el montaje de stands para ferias y que cuenta en su haber con el premio Emporia, los galardones nacionales destinados a la arquitectura efímera.
Un stand es un espacio que la empresa se encarga de instalar en una feria, en una muestra o en una exposición determinada y que desempeña un papel similar al de una embajada. De este modo, el stand no solo es un recurso para la presentación de los bienes, productos y servicios de la empresa, sino que también ha de capturar primero la atención de los clientes potenciales y segundo transmitir con precisión y seguridad la imagen que quiere proyectar esa empresa hacia el exterior. Una tarea, por tanto, que no solo depende del representante comercial que se encuentre a disposición de los clientes para aportarles información e iniciar in situ negocios. Ahí es donde el diseño mismo del stand supone un incentivo interesante que no debe dejarse al azar. En manos expertas y profesionales, un stand puede ejercer de captador de clientes, de portavoz autorizado e incluso de primer vendedor.
El presupuesto disponible y los objetivos marcados son los principales factores que, en definitiva, condicionan la planificación, el diseño y el montaje del stand publicitario, sobre el que también influyen cuestiones como la localización del stand en el plano de la feria o sala de exposiciones –centralidad, marginalidad,…-, las condiciones de esa misma ubicación –luminosidad, entorno,….-, las relaciones de superioridad o inferioridad que establece con los stands de los competidores –tamaño, vistosidad, posición respecto a la entrada y el tránsito de los clientes,…-, etcétera.
No obstante, como regla general, un stand publicitario estándar cuenta con una serie de elementos invariables, como son un mostrador de recepción para captar la atención e iniciar la toma de contacto con el cliente; una zona reservada para atención personalizada a clientes que profundice en el comienzo de esta relación comercial; un almacén para guardar artículos para desarrollar una venta o un simple muestreo de los productos y servicios ofrecidos, y una zona amplia para presentar esos mismos productos o servicios ofertados.
En su página, el blog Economía y Empresa refiere cuatro tipologías de stands, discriminados de acuerdo a su diseño, estructura, material de fabricación o forma de presentar los artículos. Entre otros, se destacarán los siguientes:
- Stands desplegables: Es la forma más sencilla y más utilizada de exposición. Consiste en una doble pared en forma de cono que rodea el espacio principal, donde se expondrán los artículos y se situará el soporte de atención al cliente.
- Exposición en forma de paneles: Este método se basa en una única pared expositora donde se añaden los carteles, folletos, pequeños artículos o cualquier otro elemento que se deseé presentar.
- Stands tipo mobiliario: En éste caso consiste en un único soporte en forma de mesa expositora, pudiendo ser de distintos tamaños, donde se sitúa el agente comercial. En ocasiones, puede incorporarse un panel expositor en la parte de atrás de la mesa.
- Stands de diseño: Centrados en adaptarse a las necesidades de cada cliente, estos stands destacan por su amplitud y por integrar en un solo espacio varios elementos como zona de clientes, expositores verticales, almacén de artículos, etcétera. Su objetivo primordial es captar la atención de un público muy concreto, que ayude a distinguir a la empresa de sus inmediatos competidores gracias a un aspecto atractivo que solo rivalice con el atractivo mismo de los productos y servicios de la empresa.
Por sistema de montaje y materiales, también se pueden hallar stands modulares, custom o hinchables. Los stands modulares destacan por su capacidad de adaptación y reutilización, ya que su estructura, generalmente de aluminio y materiales ligeros y compuesta de una serie de piezas a ensamblar, se puede montar y desmontar con facilidad. Los custom, en cambio, son conocidos por su extrema flexibilidad respecto de las necesidades del cliente. Porque, como si fuesen un traje a medida, se diseñan al milímetro según las directrices indicadas por el cliente, con un tamaño y unos materiales acordes a sus expectativas o a su idea de negocio. Además, crean una imagen de exclusividad muy favorecedora para la entidad. Los stands hinchables, por su parte, son el último grito en el mercado gracias a sus formas llamativas –incorpora luces led y efectos de iluminación- y la rapidez de su montaje, que permite una excelente labor de branding de la marca.