En un mundo globalizado en el que vivimos en el que las empresas que nacen son cada vez más tecnológicas, no sorprende que profesionesiones tradicionales estén siendo totalmente adaptadas a las nuevas tecnologías. Esto no es sorprendente, pero lo que de verdad sorprende es la rápidez con la que estas transformaciones están sucediendo.
Actualmente, hemos visto como las empresas de logística han creado almacenes totalmente robotizados, en los que un robot lleva los productos hasta el trabajador para que este los empaquete y envíe. Todo está realizado para mejorar la productividad. Pues bien, ahora esto también está pasando el sector farmacéutico.
Para mucha gente, las farmacias son lugares tranquilos. Esto puede ser cierto en farmacias de barrio, pero en las farmacias de las grandes ciudades puede ser un verdadero caos para los trabajadores que tienen que almacenar la gran cantidad stock que llega día a día, mientras que atienden a un exigente público con necesidad de obtener sus medicamentos.
Pues bien, empresas como Expofarm, apuestan por ofrecer soluciones a las farmacias relacionados con la automatización de procesos. Esta empresa, ofrece entre otros servicios las soluciones de robot de farmacia. Estas se asemejan a la de los brazos robóticos, sobre los cuáles hablamosen la siguiente parte del artículo.
Cómo funcionan los brazos robóticos
Los robots de farmacias se utilizan en los lugares en los que la rotación de medicamentos es altísima, y mantener un sistema de stock clásico resulta costoso debido a los los errores humanos que puede suponer. Estos ya existen en farmacias de barrio con dos o tres empleados, pero hablamos de un local con 12 farmacéuticos interaccionando en el mismo espacio y con muchos turnos.
El funcionamiento del mismo es simple, cuando llega una caja con cientos de referencias, un farmacéutico acude con ella a un escáner junto a la compuerta de acceso del robot y pasa sus códigos de barras por él. Es aquí cuando entra el robot, que inventariará los objetos entrantes y colocará en sus repisas internas y a temperatura constante en régimen de orden caótico (veremos sus ventajas más abajo). Una vez colocados pasan a su base de datos, de donde se borran cuando un farmacéutico los pide y el robot los lanza a través de alguna de las compuertas de salida.
Esa es la mecánica básica, y el robot es eso: mecánica. No hablamos de un brazo con Inteligencia Artificial avanzada. Aunque sí llama la atención que cuando el robot no tiene trabajo se pone a hacer inventariado por su cuenta, y a recolocar medicamentos para optimizar el espacio. Como vemos, este robot es más listo de lo que aparenta.
Aunque este tipo de robots no están pensados para evitar robos, el que los medicamentos estén sellados en una bóveda ayuda a que no sean fácilmente extraíbles. Eso por un lado; por otro, el evitar al farmacéutico a desplazarse al almacén hace que no deje el mostrador y la caja sin vigilancia, una ventana de tiempo que los ladrones suelen aprovechar.
Por último, Una de las claves de instalar un robot de este tipo es facilitar a los trabajadores centrarse en su trabajo en lugar de realizar tareas impropias. Que una persona que ha estudiado la carrera de Farmacia dedique dos de sus ocho horas laborales a registrar productos en un archivo no tiene mucho sentido y es una pérdida de tiempo considerable para la empresa.