Si eres de los pocos que se ha atrevido a dar el paso y a montar su propia (y pequeña) empresa en estos tiempos tan difíciles que corren ahora mismo, permíteme, antes que nada, ofrecerte mi más sincera enhorabuena. Porque no es fácil encontrar trabajo (ojalá lo fuese!), la verdad sea dicha, ¡pero es más difícil aún hacer frente a la tediosa idea de crear, dirigir y gestionar una empresa, ya sea grande o pequeña!
¿Sabes la diferencia entre una microempresa, una pyme, una pequeña empresa y una gran empresa?
Es muy sencillo, déjame explicártelo.
- Las microempresas son aquellas que tienen entre 0 y 9 empleados y que suelen facturar alrededor de dos millones (o menos) de euros al mes.
- Las pymes son las que tienen entre 10 y 49 empleados, y suelen facturar unos diez millones (o menos) de euros al mes.
- Las pequeñas empresas tienen entre 50 y 249 trabajadores, y facturan cincuenta millones (o menos) de euros al mes.
- Y luego están las grandes empresas, que cuentan con más de 250 trabajadores y cuentan con unos ingresos de más de cincuenta millones de euros.
Te explico esto porque en este artículo de hoy vamos a centrarnos en las microempresas y las pymes, las pequeñas olvidadas para el mundo.
La odisea de gestionar y dirigir una empresa
Manejar una empresa no es fácil para nadie, haya estudiado gestión y dirección de empresas o no. Son muchísimas las cosas que hay que tener en cuenta, muchísimos los factores que pueden incurrir en que esta despegue o, como le ocurre a cientos de emprendedores ilusionados en España cada día, sus sueños se vayan a la inevitable ruina más absoluta sin poder hacer nada mientras ven como sus ilusiones se desvanecen.
Yo misma he sido testigo, de primera mano, de cómo una empresa nace, intenta crecer, y cae en el abismo más absoluto. De ver un triste intento desesperado de hacer despegar un negocio y que este NUNCA llegue a producirse. La frustración, los sueños rotos, las ilusiones en declive…
Es muy triste ver cómo las personas lo intentan con todas sus fuerzas y, a pesar de ello, nunca llegan a conseguirlo. Ya que lo más peor, en muchas ocasiones, es que muchos de ellos, debido a las pérdidas económicas se arruinan y, no solo no pueden volver a intentarlo en un futuro, sino que esas pérdidas acaban afectando para siempre la economía familiar.
Aun así, te digo que es posible y que no debes perder la esperanza. Puede que no surja de un día para otro, y que, al principio, sea terriblemente frustrante y te preguntes millones de veces al día si merece la pena (sobre todo, cuando veas cómo tienes que, como dice Fermín en La que se Avecina, “echarle billetes” hasta que, poco a poco, empiece a expandir las alas), pero si aguantas lo suficiente y buscas ayuda con los profesionales que entienden del sector, poco a poco serás testigo de cómo tus sueños se hacen realidad. Hay muchas formas de hacer que tu sueño salga bien y aquí, vamos a darte unos consejos clave para ayudarte.
Consejos para sobrevivir al nacimiento de una nueva empresa
- Aguanta, aunque parezca que no puedes
Este es el primer consejo que vamos a darte. Porque, aunque parezca que todo está en tu contra y sientas que no vas a poder seguir adelante con la decisión que has tomado, si aguantas lo suficiente vas a conseguir ver cómo despega con el tiempo. Quizás no en un mes, ni siquiera en un año. Pero quizás si en dos años. Eso sí, no solo de positividad se consiguen las cosas, tienes que usar la cabeza y, si necesitas aguantar en una mala situación, hacer los recortes que sean necesarios, no malgastar los recursos y, si hay que echar más horas, habrá que hacerlo.
- No te olvides de tu familia
Parece una tontería, pero un error que cometen los nuevos emprendedores es centrarse tantísimo en el proyecto que tienen entre manos que, poco a poco, empiezan a dedicarle cada vez menos tiempo a los suyos y más tiempo al trabajo. Puede que al principio parezca necesario, pero, si mantienes esto en el tiempo, vas a ver cómo poco a poco tu empresa te absorbe y te distancias de lo que es verdaderamente importante. Y créeme, el trabajo nunca es más importante que la familia. Nunca. En última instancia, seguro que también hay miembros de tu familia que podrían ayudarte en el negocio y así pasar más tiempo juntos.
- ¡Consigue a un asesor!
Por si no sabes lo que es, déjame esclarecerte un poco las ideas: son profesionales en el sector (abogados laboralistas, contables, administradores de empresas…) que van a encargarse de ayudarte en todo lo necesario. Pueden llevar tus documentos, las cuentas de tu empresa, las declaraciones de la renta… de todas aquellas cositas martirizantes que, día a día, vas a tener que tener en cuenta y encargarte de ellas para que tu empresa siga adelante. Empresas como Luygo podrían ayudarte bastante bien. Sobre todo si eres un nuevo emprendedor y estas empezando en este mundillo, te aconsejamos que siempre cuentes al principio con la ayuda de profesionales que, no solo te harán las cosas mucho más fáciles y llevaderas sino que, también pueden ahorrarte más de un disgusto o algún que otro lío.
¿Cómo encontrar a un buen asesor laboral?
- Si buscas en internet te mostrará cientos de páginas de asesores laborales que van a decirte que están formados y son verdaderos profesionales. Mi primer consejo es que te asegures de que son profesionales de verdad. Es decir, que cuentan con su experiencia y su titulación correspondiente, que se ve que saben lo que hacen… en definitiva, que van a poder llevar tu empresa sin ningún tipo de problema. Porque si te buscas alguno que no sepa bien lo que hace, quizás consigas el efecto contrario al que estabas buscando. Hay muchos estafadores y gente que tiene cierta idea de cómo va esto, pero se pueden equivocar y, si eres nuevo y no sabes bien del tema y encima contratas a alguien que solo intuye más o menos como va… puedes caer en un agujero negro. ¡Ten cuidado!
- Observa tu empresa y plantéate si lo necesitas de verdad. Quiero decir: ¿sabes del tema? ¿Has pasado un tiempo estudiando cómo debes manejar tu empresa y, ahora que la has abierto, estás viendo que te va bien y no te hace falta? Bueno, pues entonces tal vez sea probable que no lo necesites. Quizás puedes llevarlo tu solo con amigos o familiares de confianza. Desde luego, si le dedicas bastante tiempo a la autoformación, en internet y en muchos libros puedes encontrar la suficiente información como para formarte a ti mismo en realizar este tipo de tareas y así ahorrarte un dinero, si estás dispuesto a asumir ese riesgo y responsabilidad.
- Hay muchos asesores diferentes: busca uno que sepa de tu mercado. Es decir, si tu especialidad son las creaciones de camisetas, no busques a un asesor especialista en la economía de restauración. Asegúrate de que el profesional que contratas sea capaz de llevar tu tipo de economía, que lo sepa todo sobre el tema del que te encargas y de que sea especialista en tu campo. Si no, puedes, de igual modo, cometer errores que, a la larga, te puedan perjudicar más que beneficiar.
- Online VS presencial. Aquí vas a tener que sopesar opciones. No es lo mismo tener que llevar tus cuentas con una persona a la que puedas ver cara a cara o con la que, por el contrario, solo puedas conversar por Skype, Zoom o un chat. En lo personal, soy de las que piensan que un trato de tú a tú siempre será más beneficioso, rentable, productivo y sobre todo seguro, que un trato online, porque en las videollamadas se pierde mucho contenido que no puede apreciarse desde la distancia.
- Por supuesto, ¡el precio! Porque si necesitas un asesor para hacer que despegue tu empresa, tampoco puedes permitirte gastar más de lo que tienes en un asesor. ¿No sería contraproducente? Mira, busca ofertas… asegúrate de que es bueno pero que se adapta a tus necesidades económicas.
El mejor consejo siempre será… No tengas tanta prisa.
Crear un negocio, no solo lleva dinero, también tiempo y esfuerzo. Una casa que tiene buenos cimientos es difícil de derrumbar. Dedícale el tiempo que se merece a buscarte un buen asesor, uno de confianza, ya sea en tu ciudad o en internet. Infórmate tú también sobre todos los procesos que tienes que llevar a cabo para llevar tus finanzas, para organizar tu empresa y fórmate por tu cuenta o por cursos para que no seas un completo novato en el mercado. Sé competente en tu materia y sobre todo astuto, no todos los riesgos son buenos.
Y, sobre todo… ¡disfruta del proceso! Porque si abres una empresa es porque te gusta lo que haces, así que debes disfrutar de lo que haces.
¡Buena suerte!